La dama desaparece de Ethel Lina White
Editorial Alba. Colección Rara Avis
306 páginas
Género: Novela de Misterio
Temáticas: Misterio, costumbrista, Psicología
Leído en Agosto de 2018
Mi Puntuación: 9
La dama
desaparece se publicó en 1936 en Gran Bretaña bajo el nombre de The Wheel Spins, cuando Hitchcock
la adaptó al cine en 1938 bajo en nombre de The
Lady Vanishes (Alarma en el expreso
en España) la obra pasó a conocerse bajo este título.
Ethel Lina White nació en un pueblecito de Gales en
1876 y falleció en 1944. Escritora de novelas de misterio, La dama desaparece es su obra más conocida. Según he leído durante
su vida fue tan conocida y reconocida como Agatha Christie aunque en estos días
su nombre ya no suene tanto.
La novela se centra en Iris, una joven huérfana y
despreocupada de la alta sociedad inglesa, que decide prolongar unos días más
sus vacaciones y por lo tanto volver a Inglaterra sola y sin sus amigos. Tras
sufrir un desmayo en la estación de tren, sube al ferrocarril a duras penas y
allí conoce a la señorita Froy, una solterona llena de vitalidad con la que
comparte unos momentos. Presa de un dolor de cabeza terrible Iris decide echar
una pequeña cabezadita en el tren pero, al despertar, la señorita Froy ha
desaparecido y nadie en el tren parece recordarla. Iris comienza asi una lucha
contra viento y marea para recuperar a la perdida señorita Froy con todos los
elementos conspirando contra ella.
La obra en si misma contiene a su vez tres novelas en una.
La primera parte es una descripción costumbrista de la sociedad inglesa de la
época. En el hotel donde Iris pasa sus vacaciones se encuentran distintos
personajes, las altaneras señoras solteronas maduras de buena posición y mucho
tiempo libre, que tantas veces hemos visto ya en otras obras como en Una
habitación con vistas; la misteriosa pareja de recién casados alejada de todos;
el clérigo y su buena y dulce esposa; y por supuesto Iris y sus locos amigos.
Una característica curiosa de la obra es que en un principio, la autora no
quiere que empaticemos con la protagonista. En las 100 primeras páginas se la
presenta como un personaje más bien tontorrón, que se aburre enseguida,
terriblemente egoísta, sin criterio propio y lleno de contradicciones, que lucha
contra su destino pero no tiene ni la fuerza ni la constancia necesaria para
conseguir sus metas.
La segunda parte es la novela de misterio: la
protagonista se despierta y la señora Froy no está. Es más, todo el mundo le
dice que de hecho no existe. Recorre el tren, busca en todos sitios, pero
parece que se ha evaporado. Misterio clásico de whodoit con todos los
personajes limitados a un mismo espacio.
La tercera parte, que se entremezcla con las dos
anteriores, es más psicológica, te lleva a los pensamientos de los personajes
para descifrar por qué están actuando como lo hacen. Se centra sobre todo, en
Iris y su conflicto, ¿se está volviendo loca? ¿existe en realidad la señorita
Froy? ¿es posible que sea la única persona que la recuerde? ¿se lo ha imaginado
todo? Esta es la parte verdaderamente apasionante de la novela ya que consigue
transmitirte la angustia de la protagonista, su miedo, mantiene la tensión de
una manera magistral y te transporta al misterio como si estuvieses en el tren
con sus protagonistas.
Toda buena novela de misterio, detectives,
investigación y similares debe ser además una buena novela de personajes, y
esta lo es. La autora no juzga a ninguno de ellos de manera condescendiente ni
los protege, los expone tal como son y deja que sea el lector el que juzgue sus
caracteres y su comportamiento.
La evolución del personaje de Iris es otro de los
puntos fuertes de la obra. Como decía antes, el personaje se presenta en un
primer momento como poco más que una niña tonta, llena de ambiciones por cambiar
pero poca fuerza de voluntad para conseguirlo. Sin embargo, cuando aparece una
causa por la que vale la pena luchar, aunque ni ella misma sabe por qué, no
ceja en su empeño, e incluso cuando toda esperanza se ha desvanecido, saca
fuerzas de flaqueza para seguir luchando. Iris es, junto a la desaparecida
señora Froy, el alma del libro.
El resto de personajes están brevemente tratados. En
un libro de 300 páginas con al menos 10 personajes secundarios no da para mucho
más que para breves, aunque muy certeras, descripciones que los definen y
retratan. Aunque a todos los personajes de les dedica al menos unas breves
líneas para explicar su comportamiento y cerrar su arco, no hay cabos sueltos
en esta historia.
Otro de los detalles a destacar del libro son los
locos cambios de personaje, lugar, temática que hace la autora, que me han
parecido muy modernos para un libro de esa época. En un momento de la trama
especialmente emocionante cambia la acción a un pueblecillo de la campiña
inglesa, donde los ancianos Froy esperan emocionados a su hija. Cuanto menos es
curioso como enlaza unas historias y otras que de aportan a la novela un
encanto especial.
El final de la obra es satisfactorio, ya que se
mantiene fiel a sus personajes, que siguen su vida como si nada extraordinario
hubiese pasado, salvo Iris, que por fin consigue dar un giro radical a su vida.
La conclusión más curiosa es sin duda la de la señorita Froy, que lejos de
achantarse y renunciar a sus ansias viajeras, se repone y lanza hacia delante como
si nada, todo un personaje sin duda.
En conclusión, la obra me ha gustado mucho. Le he
dedicado una lectura muy breve y ansiosa durante dos días y el sabor de boca
final ha sido extraordinario. Es de ese tipo de libros que mientras lo estás
leyendo necesitas que acabe para saber que pasa pero por otro lado, no quieres
acabar porque eso significa que acabe la magia. Lo único malo es que Alarma en el expreso es una de mis
películas de Hitchcock favoritas por lo que recordaba casi con claridad cómo
iba a acabar y, aun así, el libro ha conseguido mantenerme en tensión. El libro es muy diferente a la película, que
se centra más en el misterio, por lo que ha supuesto una grata sorpresa
descubrir todos los matices que el libro ofrece.
Como gran seguidora de novelas de misterio destaco
especialmente esta por su historia y su tratamiento de la psicología de los
personajes.
La dama desaparece se publicó en 1936 en Gran Bretaña bajo el nombre de The Wheel Spins, cuando Hitchcock la adaptó al cine en 1938 bajo en nombre de The Lady Vanishes (Alarma en el expreso en España) la obra pasó a conocerse bajo este título.
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